miércoles, 27 de agosto de 2008

Una historia de pan y ca(sz)a


En la casa del frente tienen dos perros igualitos y misteriosos porque nunca salieron del patio donde los tienen encerrados.

El vecino de al lado tiene dos gatos. Uno es el más viejo y guerrero con cara de pelear. Ése es el gato-vaca. Es todo blanco y negro y un poco gordo. Una vez cazó una paloma a la siesta. Mi mamá escuchó unos ruiditos cric-crac y cuando salió a comprar pan a la tarde vió un plumerío y huesitos tirados en el piso. También había pedacitos de pájaro chamuscados.

El amigo del gato-vaca es el gato gris-gris (gris claro con gris oscurito) En medio de la guerra entre perros y gatos estamos nosotros con los oídos sangrando.
Entonces una noche descubrimos que los gatos tienen su pucará en una esquina de nuestro techo (por eso era que yo pensaba que había ruidos de fantasma cuando apagamos la luz para dormir)
Hoy probamos tirarle a gris-gris cáscaras de mandarina y pepinas, pero no nos resultó y además puso cara como que se reía y ojos muy abiertos de espejo medio maliciosos.

Pero tenemos un plan: vamos a fabricar municiones de miga de pan. El problema es que el pan ahora viene mezclado con cal o algo. Entonces cuando mi mamá quizo construir una bola se desarmó y al agregarle agua fue peor porque era todo un pastiche. ¿nos pueden tirar ideas para mejorar las bolas de pan?

Para colmo los dos gatos se pasean sin cesar por todo el largo pasillo hasta la puerta, poniendo ojos de espejo y tirándole pedos a los perros que están presos y entonces juntan mucha rabia!
Las balas de pan serán la gran solución porque podremos desalojar el pucará del techo sin que corra sangre (de gato) y por fin podremos descansar nosotros. Y espero que también los dos perros misteriorrabiosos...

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